Tengo una pistola en la cabeza, las 24 horas tras de mí.
Tengo la boquilla siempre cerca y temo oír el click.
Ni mi nombre es Neo ni estamos en Matrix,
si el seguro cede, lo más probable es que acabe en el suelo;
acabada, cabreada y posiblemente, destrozada.
No busca rebanarme los sesos;
simplemente ponerme los pies en la tierra;
cortarme las alas y darme una balazo de realidad,
que mate a todos los pájaros que Hitchcock implantó en su día en mi cabeza;
y que Rob Reiner se encargó de materializar en forma de Princesa.
y que Rob Reiner se encargó de materializar en forma de Princesa.
Siento el revólver cerca de la oreja;
temo moverme, rebelarme;
soy capaz de sentir el metal frío,
en contacto con mi piel.
Tengo el poder de imaginar;
la bala, siendo disparada,
yo impotente, ahí de pie;
yo impotente, ahí de pie;
sin poder hacer nada,
ni corro tan rápido,
ni creo tener la suficiente fuerza para lograrlo.
ni creo tener la suficiente fuerza para lograrlo.
¿Cómo mandar a la mierda esta presión,
si el alcohol ciega, el dulce engorda,
y el tabaco te mata lentamente sin que te des cuenta?
¿Cómo huir sin tropezarse?
¿Cómo abandonar sin parecer cobarde?
¿Cómo fingir ser valiente sin propósito,
cuando te enrojeces con solo mirar al tipo que te gusta de refilón?
¿Cómo enfrentarse al mundo real,
e ignorar las maravillas de la ficción?
¿Cómo esquivar la maldición del escritor?
Su imaginación.
Ciento un desencadenantes,
mil y dos finales posibles,
solo tres de ellos felices.
No existe el literato alegre;
prejuicios al por mayor, tiene todo ávido lector;
cuando además es escritor,
nada le salva de anteponerse a cada acción.
Desilusión y desencanto, futuro truncado.
Delirios de grandeza, pedantería y egolatría,
son algunos de los atributos
con los que se identifica
a todo buen novelista.
con los que se identifica
a todo buen novelista.
La imagen del longevo escritor; borracho, que bebe Whisky y Bourbon de importación, en su viejo y roido sillón;
puede que sea el tópico menos idealizado de esta, nuestra civilización.
No se puede tener todo en esta vida.
Afortunado en la escritura, desafortunado en sus venturas.
Se ha cerrado el telón, el libro acabó, esto ha dejado de ser ficción;
la pistola apunta sin seguro en mi dirección.
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