He vuelto.
Gracias al insomnio.
Gracias al insomnio.
A soñar despierta.
A pensar rimando.
A vomitar palabras,
sobre una pantalla resquebrajada
que empieza a destrozar
también las fotos
que tras ella guardaba.
también las fotos
que tras ella guardaba.
Vuelve a pasarme factura
no hacer
copia de seguridad,
no hacer
copia de seguridad,
la nomofobia
ha hecho
mi memoria virtual.
ha hecho
mi memoria virtual.
Cada imagen
se corresponde
con uno de mis recuerdos.
con uno de mis recuerdos.
Las que retrataban tu nombre,
ya han sido,
en su mayoría,
dañadas por el tiempo.
ya han sido,
en su mayoría,
dañadas por el tiempo.
No deben quedar muchos golpes
para que me ocurra lo mismo
con tus versos.
con tus versos.
Ultimamente me siento optimista.
Pienso y espero.
Si el destino es prudente,
no tendremos
que volver a vernos.
que volver a vernos.
Aunque "frecuentemos los mismos lugares",
yo me pido salir los días impares.
yo me pido salir los días impares.
De ese modo,
evitaremos los momentos incómodos,
los desvíos de mirada y,
por supuesto,
el desbordar los embalses
con más lágrimas.
La sequía agradece nuestra gran aportación a la causa.
Pero me parece
que ya ha habido
suficiente sangre transparente derramada.
que ya ha habido
suficiente sangre transparente derramada.
Aunque ahora
que no estás,
tenga más marcas.
Casi puedo recordar nuestras escenas censuradas.
Las buenas y las malas.
Al final,
supongo que podré ingeniármelas
supongo que podré ingeniármelas
para borrarte,
completamente,
de mi alma.
Aunque antes deba hacer algunos sacrificios,
como desintonizar a Bob Dylan de mis listas de reproducción;
embalar todo el cine de autor;
y, por supuesto,
eliminar de mi GPS tu dirección.
Creo que sería más fácil tirar el móvil al agua.
Esperar a que se rompa la puñetera pantalla, me mata.
Me corto, cada vez que escribo mis falacias.
Así, tal vez, consiga más tiempo de vida,
solo unos minutos reales
en los que ser feliz.
en los que ser feliz.
Seguramente,
en un mundo "romántico",
sin móviles ni ordenador,
nuestra "relación"
habría ido mucho mejor.
en un mundo "romántico",
sin móviles ni ordenador,
nuestra "relación"
habría ido mucho mejor.
Ahora nos toca seguir adelante
con la cabezonería y dignidad fingida
correspondientes a esta,
nuestra sociedad millenial
de última generación.
de última generación.
A la que parece sobrarle el tiempo,
y no estar preparada
para el verdadero significado
del sufrimiento.
y no estar preparada
para el verdadero significado
del sufrimiento.