domingo, 5 de noviembre de 2017

Vuelta a Matrix

Llorar por costumbre, más que por necesidad.


Enjuagarse las lágrimas, secarlas en libros, rasparse los párpados con el papel escrito. 


No ser capaz de sentir más, ni una mísera gota de agua, cascada, géiser o tormenta tropical.


Tapar los golpes con la ficción, fingir como para ganar un Óscar a la mejor interpretación.


Sonreír por protocolo, maldecir solo por dentro de una mente desierta de raciocinio y ahora también de ingenio.


Bang. Un único disparo. Cargado de palabras hirientes. Primer corazón roto, dicen que el que más duele.


No poder restaurarlo. Ni con tiritas de frases cortas, ni con vendas de  textos largos, cargados de éxtasis o de algo llamado talento. 


Bloqueo de mente, bloqueo de autor, es posible que el disparo haya bloqueado mi imaginación. 


Bloqueo total. Lo ha conseguido, me ha convertido en una más. 


Sin palabras, solo soy una persona normal. Me viene grande el término de incomprendida, he perdido la originalidad. 


Me despido de este mundo, entro en Matrix, ahora sigo la corriente, y abrazo la banalidad.