Al fin,
me enfundaron el mono naranja.
Danzo,
varada
en una celda sin ventanas.
en una celda sin ventanas.
Me cuelgo,
de las cuerdas de un bajo,
en lugar, de las de una guitarra.
en lugar, de las de una guitarra.
Un poco de Elvis
no estaría mal
no estaría mal
para rebajar la dureza
en el eco de tus palabras.
en el eco de tus palabras.
llorar tranquila
los crímenes que me vistieron de presidiaria.
los crímenes que me vistieron de presidiaria.
Trazo en el mástil los días que pasan.
Distingo las horas
por el brebaje cafeinizado de cada mañana.
por el brebaje cafeinizado de cada mañana.
Paso mi condena
pensando en voz alta.
En la muerte,
lo menos, 5 o 6 veces,
por minuto encerrada.
pensando en voz alta.
En la muerte,
lo menos, 5 o 6 veces,
por minuto encerrada.
Por eso dejé el café,
creí romántico acumularlo
en un barreño
debajo de la cama.
creí romántico acumularlo
en un barreño
debajo de la cama.
Para dejar que sea mi amarga adicción,
la que sentencie mi defunción.
la que sentencie mi defunción.
Que parezca un accidente,
y nadie sospeche
del vacío que resta en mi alma.
y nadie sospeche
del vacío que resta en mi alma.
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