Con maquillaje en las manos.
Unas ojeras que casi rozan sus labios.
Dientes, que hace tiempo dejaron de ser blancos.
Deambula encorvada, más insegura a cada paso, en parte, por las marcas de sus brazos, también, por su rostro dañado.
Voz ronca por su pasado, la silencia en un sonrojo.
Tartamuda por timidez, y torpe en el descuido creativo.
Ella subsiste en su túnel, fiándose de las sombras que describió Platón.
Escribe sin corazón, sin vivencias ni pasado.
Cree poder vivir igual al resto, pero en el fondo sabe que nunca podrá hacerlo sin sentimientos.
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