Me han preguntado;
que por qué nunca había comentado a nadie
que sabía escribir;
cuando yo pensaba que a día de hoy
cuando yo pensaba que a día de hoy
raro era el analfabeto que no sabía hacerlo.
Qué extraño, yo siempre había creído
mi letra peor a la del resto.
Que desde cuándo escribo;
desde que aprendí a hacerlo,
hará ya catorce o quince años,
no lo tengo muy claro;
recuerdo un cuadernillo naranja,
con muchas normas,
casillas que rellenar y ejercicios para puntuar,
casillas que rellenar y ejercicios para puntuar,
no me vendría mal repasarlos ahora,
echarles un vistazo
y aprender de una puñetera vez a poner puntos y comas.
y aprender de una puñetera vez a poner puntos y comas.
Que dónde cojones había tenido escondidos mis escritos;
En un bloc de notas digital,
574 hojas sueltas,
forman ahora un auténtico rompecabezas.
Que repito, no soy escritora,
que lo mío son las cartas
y según García Márquez,
entonces, no puedo escribir prosa.
Que esto que escribo,
son solo cosas feas,
camufladas con palabras bonitas,
rimas, falacias
y metáforas fantasiosas;
y metáforas fantasiosas;
Que no es más que egoísmo,
una forma cínica de soltar toda la mierda que llevo dentro;
porque ya lo he intentado borracha
y luego se entera quien no se debe enterar,
todo sale mal
y la gente te odia por callar tantas cosas
y la gente te odia por callar tantas cosas
para después vomitarlas de forma bochornosa.
Que leo lo que escribo,
de forma inconsciente;
Que tanto libro hace que imite a los grandes sin quererlo,
que aunque me cueste admitirlo lo mío no es ser original,
seguro que alguien pensó lo mismo años atrás.
Que escribo para olvidar;
porque algún genio me dijo que es la única forma de hacerlo sin receta médica;
al menos hasta que se legalice la droga de erosión de memoria de Loriga*
o alguien invente una máquina erosiva como la de Charlie Kaufman*.
Que sigo queriendo olvidarte,
pero con estos escritos
solo te haces más real.
solo te haces más real.
Que recuerdo cosas que no debería recordar
y olvido aquello que me gustaría memorizar.
Que no sé por qué invoco la imagen de tus labios
si no recuerdo haberlos probado;
Que me siento cínica cuando pienso en mí,
pero luego estúpida pensando en ti.
Que he decidido no pensar más,
poner la música alta,
y olvidarme de la sociedad;
Pero ni el más heavy rock n'roll
es capaz de silenciar
esa voz interior
que se encarga de narrar,
cada cosa que hago, hice o pienso,
en forma de mediocres versos;
como si realmente fuera poeta
y no una triste lectora,
que ha leído demasiado
y ahora se cree escritora.
* Ray Loriga: Referencia a su libro Tokio ya no nos quiere.
*Charlie Kaufman: Referencia a su libro The Eternal Sunshine of the Spotless Mind.
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